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La religión cósmica: El mensaje olvidado de Einstein (Parte II) (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

           ¿Percibe entonces como siempre se acaba tocando en la misma tecla? Quien irradia amor humano recibe Amor (Divino); quien irradia odio, recibe odio (de la Mente Colectiva). Parece demasiado fácil, pero esa es la gran lección que todos debemos aprender (pero que generalmente nos negamos a hacerlo). Cuando la aprendamos, la fascinante sonrisa de la Felicidad será nuestra compañera constante y por lo tanto el constructivo ideal que es nuestra deseada meta, tendrá condiciones de transformarse en una vibrante realidad.

           Otros versículos interesantes son los siguientes:

6) "Esto os mando: que os améis unos a otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece" (Juan 15: 17-19).

           Aquí, el Maestro nos da – una vez más – una vibrante lección de Amor. Ella es aparentemente dirigida a sus discípulos, pero en verdad se dirige al apostolado interno de cada ser humano. Él predica el amor y la solidaridad dentro de nosotros mismos, así como la independencia y la autonomía en relación a la Mente Colectiva, que él denomina de "mundo". Esta Mente Colectiva aborreció la idea del Dios Vivo; por lo tanto, aborrecerá la idea del Ser Crístico ("antes que a vosotros, aborreció a mí"). Pero el Ser Crístico no pertenece a la Mente Colectiva (de lo contrario ésta, o sea, "el mundo", lo amaría).

           En estos versículos, el Maestro nos coloca en guardia contra la Mente Colectiva, contra el mundo exterior y con nuestro propio Yo Exterior, o sea los aspectos pocos desarrollados de la Personalidad. E indica el camino claro y único: el Amor conducido por el Ser Interior, independiente de los aborrecimientos que acontezcan, generados por aquellos que aún no descubrieron tan simple y maravillosa verdad. No nos preocupemos entonces con las incomprensiones, críticas y desprecios del "mundo"; pasemos por encima de ellos en el leve vehículo del Amor y aterricemos en el fulgurante aeropuerto del ideal manifestado.

           Finalmente, vamos a comentar rápidamente unos versículos relativos al amor hombremujer, según el Evangelio de Marcos.

7) "Al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer. Y los dos serán una sola carne; así que ya no son más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Marcos 10:6-9).

           Este pasaje ha sido muy discutido, pero generalmente es interpretado – sobre todo por la Iglesia – como prohibición al divorcio, pues se supone que "lo que Dios juntó" queda consagrado a través de la ceremonia del casamiento religioso. Y este no deberá ser después violado por el hombre.

           Pero como siempre que la interpretación se hace con base en la letra y no en el espíritu de la enseñanza, acaban aconteciendo fallas. Porque ¿qué es – realmente – "lo que Dios juntó"? Sí Dios es un Dios de Amor, sí Él es el magnífico faro que ilumina el ser humano, haciendo brotar en su corazón los cálidos rayos de los sentimientos amorosos, parece claro que el Maestro se refiere al centro, a la médula, al espíritu del asunto y no a su ceremonia exterior. Y el centro, la médula y el espíritu del asunto es la existencia o no de amor en los corazones de la pareja.

  Si el amor reina como un capullo de rosa primaveral en el corazón de ambos compañeros, Dios estará presente y "los juntará" y ligará para toda la vida. Ningún ser humano podrá después – sea del modo que sea – separar aquello que el Ser Supremo unió con su excelso cemento, pues el Amor es la fuerza suprema del Universo. Y en estos casos – es claro – el divorcio o la separación son asuntos en los cuales ni siquiera se piensa.

           Ya en el caso contrario, cuando no hubo amor auténtico, genuino y sí apenas ceremonia exterior en el casamiento, Dios no "juntó" nada. Y lo que no está junto, está esencialmente separado. Por lo tanto, aquellos dos corazones estuvieron siempre – desde un punto de vista espiritual – desunidos.

           El divorcio o la separación legal pasan entonces a ser un instrumento humano para regularizar una situación cósmica carente de armonía.

           En resumen: el mensaje del Maestro es cristalino: desarrollando la capacidad de amar, conquistaremos la Felicidad; debilitando la capacidad de amar, conquistaremos la infelicidad. Es nada más que eso y nada menos que eso.

           Con todo, los versículos antemencionados tienen una segunda lectura, más profunda. En efecto, "hombre" y "mujer", en lenguaje místico significan los dos polos característicos de la Energía Universal: positivo y negativo; Yang e Yin; principio auto-afirmativo y principio integrativo, (ver Bonilla, 3)

           "Los dos serán una sola carne" se refiere al Principio Creativo, a la ley del Triángulo, a la Generación del Hijo (en todos los planos y niveles).

           El Maestro responde así a los fariseos de una cierta forma (relacionada con el problema específico que fue planteado), pero aprovecha la oportunidad, cosa que él hace repetidamente en el transcurso de los Evangelios, para también expresarse a un nivel más profundo, dirigido a los apóstoles y otros discípulos que permanentemente lo acompañaban. A este nivel, Él está enseñando que cuando aquellos Principios, se "juntan" dentro de nosotros y se transforman en una sola carne (o sea dos vértices del triángulo juntándose con el tercero) esto tiene "hechura" divina y el hombre no lo podrá separar porque no tiene poder para tanto.

           Desde un punto de vista práctico, esto significa la omnipotencia de nuestros procesos mentales interiores cuando ellos son correctamente organizados. Así si el hombre (Voluntad) se une a la mujer (Armonización Cósmica), ambos se transformarán en una sola carne, en una Unidad bendecida por Dios, inseparable por el ser humano; en cambio si la Voluntad actúa sola sin la femineidad de la Armonización Cósmica, Dios no participa del proceso y lo resultados obtenidos serán estrictamente humanos, sujetos así a la variabilidad del mundo terreno. (Ver Bonilla, 3).

           Este mismo concepto aparece expresado en forma ligeramente diferente en el Evangelio de Mateo:

8) "Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra Cielos; porque donde están congregados dos o tres en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18: 19-20).

           Véase que en la primera frase se habla de "dos de vosotros en la tierra", después se habla de "dos o tres". Se trata precisamente de los dos elementos mencionados anteriormente (Voluntad y Armonización Cósmica), vinculados a un tercero "en la tierra" o sea a un nivel inferior: se trata de la Acción. Esto significa, en términos prácticos, que cuando el hombre junta en su interior una voluntad firme, la armoniza con las leyes universales y le agrega acción específica, están todos los ingredientes prontos para que aquel pueda actuar como un Co-Creador Divino junto al Ser Supremo, que así proporcionará los elementos necesarios para que la misión cósmica individual se cumpla, a través del Yo Interior o el Ser Crístico.

La expresión "cualquier cosa que pidieren" es engañosa al lector no preparado, pues "dos de vosotros" no son dos personas o dos atributos humanos indiscriminados: ellos son Voluntad y Armonización y se entramos en proceso de Armonización Cósmica, obviamente no pediremos "cualquier cosa" y sí algo que se refiera a nuestro trabajo dentro del Plan Divino.

           En resumen, esos versículos confirman lo ya expresado en este texto: las potencialidades internas del hombre son magníficas, pero él las debe desarrollar poco a poco, pues una explosión de Luz lo cegaría y fulminaría. Debemos ir paso a paso y para esto precisamos de tiempo terreno. Siendo mucho lo que debemos recorrer para levantar totalmente el velo opaco que esconde nuestro Ser Crístico, precisaríamos multiplicar violentamente el número de años que es posible vivir normalmente. De aquí surge la imperiosa necesidad de reencarnarnos.

Una rápida introducción sobre el concepto de reencarnación

           La existencia de reencarnaciones significa que la cuenta vital o balance cósmico incluye todo lo negativo y todo lo positivo que sembramos en otras vidas. Como cada uno tuvo experiencias diferentes en el transcurso de aquellas, es evidente que las tendencias serán las más diversas posibles. Por otra parte, las condiciones ambientales serán también muy variadas, pero no aleatorias, pues ellas están adaptadas a las necesidades específicas de cada persona, de acuerdo con el estado de su balance cósmico.

           Por ejemplo, y simplificando las cosas, una cierta persona durante toda su vida se dedicó al despilfarro en todos sus niveles. Ella, como ser humano que es, fue dotada de libre albedrío; por lo tanto, lo ejerció del modo que le pareció más conveniente. Pero, el derecho del libre albedrío no exenta al hombre del deber de usarlo correctamente. Si él usa sus prerrogativas erradamente, no será castigado por eso, pero habrá atraído condiciones para hacer cierto aprendizaje. En efecto, las altas jerarquías espirituales percibirán que aquella persona necesita de una lección especial, la cual será presentada en una próxima vida o encarnación (o aún en esta).

           De esta forma quien despilfarró, creyendo que era el verdadero dueño de las cosas, ignorando que éstas no nos pertenecen, a no ser como un privilegio de uso, pero nunca como propiedad real, se encontrará en la nueva vida con tremendas dificultades materiales. A pesar de grandes y perseverantes esfuerzos, esa persona pasará grandes necesidades. Visto este hecho en forma superficial, se podrá llegar a la conclusión de que hay en esto una gran injusticia, pero quien así piensa no percibe que está juzgando apenas la parte visible del "iceberg". En efecto, el balance cósmico trasciende esta vida, incluyendo las anteriores.

  Y quien erró tendrá que reparar su falta a través del aprendizaje de la lección correspondiente; pero el ser humano muchas veces se niega a hacer el esfuerzo necesario, por lo que debido a su orgullo, ignorancia y obstinación, las dificultades en vez de reducirse se harán cada vez más y más grandes.

           Pero felizmente lo contrario también es cierto, y quien contribuyó de alguna forma para el desarrollo de la Humanidad, quien practicó actos buenos y altruistas, quien irradió amor, quien fue positivo y constructivo, tendrá en esta vida, o en vidas futuras, condiciones más favorables para su desarrollo. Así podrá nacer en un hogar bien equilibrado, con un razonable desarrollo espiritual. Podrá tener ciertas facilidades educacionales, cierto desahogo económico; del mismo modo su capacidad de amar podrá estar en un nivel bien más elevado. De esta forma, la realización afectiva – por ejemplo – acontecerá naturalmente sin necesidad de hacer ningún esfuerzo especial.

Sin embargo, el ser humano está en continua evolución mental, emocional y espiritual. No es de extrañar, pues, que algunos de los lectores, a pesar de sus esfuerzos y de aplicar los principios contenidos en este texto, no hayan alcanzado la deslumbrante expectativa de amar y ser amados, si ese fuera su incandescente objetivo. La explicación radica en que seguramente su balance cósmico es negativo, deficitario; pero esto no es motivo para desesperación, tristeza o resignación.

           Si usted está queriendo recibirse de ingeniero, médico o maestra, y percibe que tiene muchas dificultades con una disciplina, que por otra parte es una de las más importantes del Curso ¿qué haría? ¿Abandonaría la carrera? Esa es una salida para los débiles, los cómodos, los incompetentes; pero usted ya abandonó la inmediatez, la pereza, la inercia. Usted está desarrollando al máximo su potencial de confianza, perseverancia y coraje. Por lo tanto, si la materia fuera, por ejemplo, química orgánica, usted persistirá en sus esfuerzos, revisará los conocimientos dados en el liceo, irá a un profesor particular, etc.

           De la misma forma, si lo que en su corazón palpita como deseo mayor es alcanzar la realización afectiva, pero aún no escuchó el emocionante canto del pájaro celestial que trae en su pico la rosa del amor, húmeda de rocío, no entre en pánico. Lo que debe hacer es perseverar, continuando a aplicar todas las enseñazas expuestas en este texto y otros anteriores (Bonilla 3, 4). A cada paso que dé en esta dirección, el opaco vidrio de la personalidad se irá purificando un poco más, hasta dejar pasar los deslumbrantes rayos del Ser Crístico que habita en su interior, que con su calor amoroso derretirá toda la masa congelada que oprimía su corazón y que lo había postrado en el dolor, la aflicción o la desesperación.

           En otras palabras, si usted comprende la Verdad de acuerdo con las enseñanzas de la Religión Cósmica y la vive interiormente como experiencia insustituible, habrá adquirido un conocimiento íntimo y maravilloso, que le permitirá tener la calma y la paciencia necesarias para esperar – con profunda convicción y fe en el Plan Divino – el fascinante momento en que la luz del amor iluminará su rostro y su corazón.(Ver Bonilla,5) Y esto es igualmente válido para cualquier que sea su objetivo: salud, suceso, prosperidad, etc.

 En el próximo Capítulo, analizaremos con mucho detalle la Doctrina de la Reencarnación y la gran ley que está implícita en ella: la Ley de Compensación.

CAPÍTULO 5:

La gran ley de la compensación

INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DE REENCARNACIÓN (SEGÚN LA RELIGIÓN CÓSMICA)

           El principio de reencarnación establece que los seres humanos van cambiando de traje físico de tiempo en tiempo. Mientras se aguarda la nueva vestimenta, el Alma acompañada de lo que hemos llamado de Personalidad se eleva a planos más sutiles, aunque diferentes entre sí. El Alma es perfecta, por lo tanto se funde nuevamente en el Océano Cósmico de donde es oriunda, como una gota de lluvia cayendo en el océano físico. La Personalidad, por su parte, es lo que sobra de nosotros como seres específicos, con una historia determinada por nuestras acciones anteriores.

Esta Personalidad está caracterizada por cierto balance cósmico; ciertas enseñanzas serán proporcionadas a la misma en aquel estado extra-terreno. Cuando llega el momento cierto, definido por los relojes divinos, aquella personalidad en evolución, junto con una chispa divina (el Alma), entrará en el cuerpo de un recién nacido, recomenzando el ciclo vital, visible, físico, tangible.

           Pero este recién nacido-usted, yo, todos – no habrá nacido por casualidad en una cierta región, país, situación y familia. Por el contrario, habrá nacido en aquel contexto específico por motivos bien profundos: su historia anterior, su balance cósmico y las oportunidades de compensación del mismo. Esto origina un nuevo principio, denominado Ley de Compensación (también conocida como Ley del Carma o simplemente como Carma).

           Usted – es claro – puede no concordar así de improviso con las afirmaciones anteriores, pues tanto la religión católica como las protestantes no reconocen la existencia de la reencarnación y probablemente usted fue educado en aquellos dogmas. Con relación a esto, vamos a decirle, en este momento, dos cosas:

a) De inmediato, vamos a justificar que en las enseñanzas cristianas originales, la reencarnación era reconocida, siendo posteriormente eliminada de los dogmas que estaban siendo elaborados. Esto aconteció recién en el año 553 en el II Concilio de Constantinopla, oportunidad en que la doctrina reencarnacionista pasó a ser prohibida en la Iglesia Católica. Pero es bueno recordar que en ese momento ya habían pasado más de 500 años que Jesús había sido crucificado, tiempo sospechosamente largo para negar una verdad fundamental (a menos que esta negación tenga por causa alguna razón humana, tal como consolidación de poder, como oportunamente veremos).

b) No sólo el cristianismo sino todas las religiones avanzadas, aceptan (o por lo menos aceptaron en sus orígenes, cuando las palabras y el espíritu del iluminado fundador de las mismas estaba vivo en los corazones de los adeptos) la doctrina de la reencarnación. Fuera de este hecho, notables personalidades desde la más remota antigüedad hasta el presente han reconocido esta doctrina como verdad indiscutible; única forma de encontrar un sentido global y satisfactorio a la evolución de la vida humana.

           Estos dos aspectos serán comentados detalladamente durante el transcurso de este Capítulo. Estas explicaciones se hacen imprescindibles porque la mayoría de las personas, educadas en un ambiente auto-denominado de "cristiano", acaban creyendo que la reencarnación es una idea que tomó cuerpo en las "atrasadas" religiones orientales, pero que es insustentable en el "progresista" occidente. También se cree generalmente que la doctrina de la reencarnación postula que en próximas vidas podemos encarnar en cuerpos animales, inclusive víboras y ratones. Esta es una deformación de la doctrina original y que efectivamente existe como creencia en ciertas regiones realmente atrasadas de Oriente.

  Pero este concepto, cuyo nombre correcto es "metempsicosis" es claramente rechazado por la doctrina reencarnacionista auténtica, nacida en el seno de la Gran Fraternidad Blanca, pues una personalidad-alma que ha desarrollado una vida muy dañina y negativa no necesita involucionar en términos físicos en la próxima encarnación. Ella tendrá oportunidad de ser humana nuevamente, que será la única forma en que podrá aprender las lecciones que quedó debiendo; deberá compensar sus faltas y para esto necesita una conciencia humana, nunca animal.

           Otras personas vinculan reencarnación con espiritismo y materialización de personas que fallecieron; es cierto que los espiritistas también reconocen la doctrina reencarnacionista, pero esta es absolutamente anterior al fundador de aquella escuela, Allan Kardec.

           En verdad, la doctrina de la reencarnación es un pilar básico de la Sabiduría Eterna, tanto antigua como moderna; sin ella no es posible comprender el papel del hombre en su aspecto cósmico. Por otra parte, no se trata de una creencia y sí de un hecho, ampliamente comprobado por los místicos más avanzadas de todas las épocas. Esta doctrina, ligada a las leyes Cósmicas de la Compensación y del Sacrificio permite una comprensión profunda de porqué acontecen ciertas cosas a los seres humanos.

LA REENCARNACIÓN Y EL CRISTIANISMO

           En las diferentes organizaciones que dicen profesar la religión cristiana, como ya fue comentado, se comprueba una resistencia y prejuicio generalizado contra la doctrina de la reencarnación, la cual es considerada como característica de religiones orientales, incompatible con el cristianismo y condenada por diversas Iglesias. Pero debemos puntualizar nuevamente que no existe incompatibilidad y sí identidad entre las enseñanzas cristianas originales y la doctrina de la reencarnación. Veamos, pues, los hechos históricos:

           El basamento fundamental de las religiones cristianas está constituido por los Evangelios, y dentro de éstos, por las palabras del Maestro Jesús, el Cristo. Consideramos pues algunos versículos seleccionados:

(?"Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros Jeremías, o alguno de los profetas" (Mateo 16:13). Tanto Juan Bautista como Elías, Jeremías y los otros profetas ya estaban muertos. ¿Cómo, a no ser reencarnándose, Jesús podía ser en esa vida, uno de ellos?

(?"Entonces sus discípulos le preguntaron: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: "A la verdad, Elías viene primero y restaurará todas las cosas. Más os digo que Elías ya vino y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron… Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista" (Mateo 17: 10-13). Para quien no esté cegado por prejuicios, parece cristalinamente claro que Jesús afirma que Juan Bautista era la reencarnación de Elías. ("Elías ya vino", en la forma física de Juan el Bautista).

(?"Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron los discípulos diciendo: Rabí ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó este ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él" (Juan 9: 1-3). La pregunta hecha es extremadamente reveladora, pues ¿de qué forma aquel hombre podría haber pecado para provocar su ceguera, si él era ciego de nacimiento? Es obvio que en la pregunta de los discípulos está implícito que ese hombre podría haber pecado en una vida anterior, ante de reencarnar en aquella forma visible. El pasaje descripto es completamente normal, natural, demostrando que los discípulos estaban perfectamente familiarizados con la doctrina de la Reencarnación y la Ley de Compensación o Carma. Por otro lado, Jesús no criticó ni reprendió a quien preguntó; no encontró, por lo tanto, nada errado en la conceptuación de la indagación realizada.

(?"Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales sí se escribieran una por una, pienso que ni aún en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir" (Juan 21:25). En efecto si los Evangelios fuesen condensados, de modo de eliminar los pasajes repetidos o similares, tendrían no más de 40 páginas, lo cual es apenas una fracción pequeñísima de los registros de los hechos que acontecieron en aquellos tres años de predicación y enseñanzas a los discípulos. Con esto queremos decir claramente que si bien los Evangelios son una fuente riquísima e iluminada, existen otros registros de la vida de Jesús, bien más detalladas, donde muchos aspectos oscuros contenidos en aquellos, se muestran bien más comprensibles. Y en esos registros, la doctrina de la reencarnación se presenta como una columna básica.

           Volviendo a los Evangelios, y salvo algunos trechos específicos como aquellos mencionados anteriormente, no se puede afirmar – para ser sincero – que Jesús enseñó explícitamente la doctrina de la reencarnación, pero también – en ningún versículo – Él la negó. En cambio, ella aparece implícita en los pasajes ya comentados. Algunos estudiosos se han preguntado porque Él no habría sido mas explicito, ya que se trata de una doctrina de vital importancia.

           Por lo menos pueden ser invocadas tres razones para justificar estos hechos:

a) La ya citada explicación de que los Evangelios son apenas una pequeñísima fracción de las enseñanzas de Cristo, especialmente en lo que tiene que ver con su círculo interno de discípulos. Se debe subrayar que en los Evangelios no se habla una palabra de los esenios, sus instructores, los cuales como rama que eran de la Gran Fraternidad Blanca, estaban perfectamente informados acerca de la doctrina de la reencarnación.

b) Los israelitas cultos de la época aceptaban tranquilamente aquella doctrina, por lo que no era necesario colocarla como un nuevo principio. En efecto, Moisés Gaster, Rabino – Jefe de la Congregación Judaica de Londres, según H.S. Lewis (6), menciona en ese sentido libros oficiales de aquella religión como el Zohar, el Manasseb-ben-Israel y el Taheb. En particular, en el principal libro de la Cábala, el Sepher Yezirah, se dice: "Cuando todas las almas hayan sido purificadas por medio de sucesivas reencarnaciones y hayan alcanzado la meta final de la perfección, el Reino de los Cielos en la Tierra, será establecido".

c) Los registros conocidos acerca de las enseñanzas de Cristo no fueron hechos en su tiempo y sí bastante después (los Evangelios según Marcos, Mateo y Lucas fueron escritos entre los años 65 y 70, y el de Juan bastante después). Esto hizo muy difícil para sus discípulos, reproducir, sin omisiones e interpretaciones personales, las palabras exactas que Él pronunció varias décadas antes. Por otra parte, inclusive los manuscritos originales de los Evangelios, Hechos, Epístolas y Apocalipsis así como sus copias más antiguas se perdieron, habiendo sido hechas posteriormente alteraciones y eliminaciones en el sentido de crear un cuerpo doctrinario homogéneo.

           Se sabe actualmente que existen 12.000 manuscritos de la Biblia y no hay dos copias exactamente iguales. De esta forma, existen muchos escritos discordantes, graves errores de traducción, así como alteraciones hechas según la interpretación personal de copistas y traductores. Para enfrentar esta situación caótica, la Iglesia resolvió – a través de concilios – lo que debía ser considerado verdadero y lo que no. Disidentes como Celso afirmaban que muchas enseñanzas de la Iglesia eran diferentes de las enseñanzas originales de Cristo. La "solución" final encontrada fue la destrucción de los escritos divergentes, así como la excomunión de los discordantes. Esto precipitó cismas (Iglesia Oriental) y finalmente movimientos reformistas (Lutero, Calvino, etc.).

           Veamos ahora algunas informaciones históricas de la época inmediatamente posterior al Cristo, en lo relativo a la doctrina de la reencarnación.

(?San Justino Mártir, nacido en Samaria en el año de 100, escribió en Roma por vuelta de 150, la obra "Diálogos". Específicamente en el "Diálogo" No 4, Justino dice, con toda claridad, que el alma humana habita el cuerpo más de una vez.

(?San Clemente de Alejandría nació en Atenas en 150, concordando con el sabio griego Pitágoras sobre reencarnación, según sus libros "Stromata" (Vol. III, IV, VI), y "De Principios" (Vol. II).

(?San Gregorio, obispo de Nissa, nació en Capadocia en 390. En uno de sus escritos, considerado por el Emperador Teodosio I el Grande como "modelo de ortodoxia" afirma ser "absolutamente necesario que el alma sea curada y purificada y si eso no hubiera podido ocurrir durante la vida en la Tierra, tendrá que ser hecho en vidas futuras".

(?San Jerónimo nació en Aquilea en 340, habiéndose hecho famoso como el traductor de la Biblia hebraica para el latín. Él es considerado uno de los cuatro mayores doctores de la Iglesia Católica. En su "Epístola a Demetríades", él dice algo muy interesante: "La doctrina de la reencarnación ha sido enseñada, secretamente, a un pequeño número de personas, como una verdad tradicional que no debe ser divulgada, a no ser a un pequeño número de personas".

(?Esto nos hace recordar el hecho mencionado en Capítulos anteriores, sobre la existencia de un anillo doble en las religiones: el círculo externo (la masa) y el círculo interno (los iniciados). El propio Cristo hablaba a la multitud en forma de parábolas y a sus discípulos (círculo interno) daba enseñanzas más específicas. Hoy día es necesario ampliar gradualmente este círculo interno hasta contener en él a toda la Humanidad; por eso es necesario derramar luz sobre ésta, incluyendo el conocimiento de la doctrina de la reencarnación.

(?San Agustín era un fervoroso admirador de Plotino, reencarnacionista declarado, y que había revivido brillantemente los mensajes de Platón. Tanto que Agustín se pregunta en su obra: "Contra Académicos" si "Platón no nació nuevamente (se reencarnó) en Plotino", dada su gran semejanza de pensamientos con el maestro.

(?Orígenes, uno de los más venerados Padres de la Iglesia escribe en su obra "Contra Celsum" lo siguiente: "¿No será, ciertamente, más de acuerdo con la razón, que cada alma, por ciertas y misteriosas razones, sea introducida en un cuerpo de conformidad con sus merecimientos y acciones anteriores?… ¿y que aquellos que usaron sus cuerpos para hacer la mayor suma posible de Bien, tengan derecho a cuerpos enriquecidos (en una nueva vida) con cualidades superiores a los cuerpos de los otros?"

Comentando el pasaje bíblico: "Según nos escogió Él, antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin manchas delante de Él" (Efesios 1:4), Orígenes afirma: "El alma no tuvo comienzo y no tendrá fin; cada alma viene para este mundo fortalecida o debilitada por las derrotas de su vida anterior. Su lugar en este mundo, como un vaso destinado a la honra o a la deshonra, es definido por sus méritos o deméritos previos". Veamos como esto coincide con el pasaje bíblico relativo al ciego de nacimiento; justamente en él los discípulos preguntaron al Maestro Divino si los "deméritos previos" o "pecados" del ciego podían ser la causa de aquella deficiencia.

La gran mayoría de las citaciones aquí hechas pueden ser consultadas en la propia Enciclopedia Católica y demuestran – sin lugar a dudas – que por lo menos durante los cuatro primeros siglos después de Cristo, la doctrina de la reencarnación era reconocida – y defendida – por los principales Padres de la Iglesia (nada menos que San Justino, San Clemente, San Jerónimo, San Gregorio, San Agustín y Orígenes, entre otros).

Pero indudablemente esta situación cambió con el pasar del tiempo y realmente menos de doscientos años más tarde, la doctrina reencarnacionista pasó a ser prohibida y condenada por la Iglesia como herejía oriental.

¿Qué aconteció para tal cambio? Su marco histórico es el Segundo Concilio de Constantinopla, convocado en el año 553, no por el Papa Virgilio y sí por el Emperador Justiniano. Esto en sí, ya es una gran irregularidad. Inclusive Virgilio no sólo protestó por la convocación efectuada, como también se negó a comparecer a la misma. Su resistencia era absolutamente correcta, pues de acuerdo con las normas de la Iglesia, una doctrina podrá ser considerada como dogma de fe o de lo contrario, condenada, solamente a través de las siguientes condiciones: que el Papa en persona convoque el Concilio (o sea un congreso de obispos), que éste delibere libremente en sesiones plenarias y que las conclusiones sean ratificadas por el Sumo Pontífice.

Revisando la propia Enciclopedia Católica puede saberse lo que aconteció en ese Concilio, ya espurio en su origen. Es creencia que en él, la doctrina de la reencarnación fue analizada, discutida y condenada por la Iglesia. Mas la verdad es la siguiente:

El Concilio fue convocado para considerar una controversia teológica denominada "Tres Capítulos" que nada tenía que ver con Orígenes y con la reencarnación por él enseñada. El Concilio trató, exclusivamente, de este asunto y el Papa, bajo presión del Emperador, acabó firmando las conclusiones seis meses después, con lo cual quedaron legitimadas.

El detalle fundamental es el siguiente: había en la época, una secta en la Palestina que era denominada "los origenistas" que daba muchos problemas a Justiniano, que deseaba condenarlos. Es bueno decir desde ya que aquel grupo poco o nada tenía que ver con las auténticas enseñanzas de Orígenes (esto siempre aconteció: en las modernas épocas del anticomunismo, toda idea que disgustaba al poder político y económico, podía ser mas fácilmente combatida si era rotulada como "comunista").

El hecho es que los obispos, presionados por el Emperador se reunieron en sesión extra-conciliar y acabaron aprobando 15 anatemas propuestos por Justiniano y condenado a aquella secta. Pero el Papa, que fue severamente presionado y hasta amenazado para que homologase aquella condenación, de la misma forma que había acontecido con los "Tres Capítulos", en este caso nunca se pronunció contra aquella secta, absteniéndose de condenarla.

En resumen, dice Bordignon (7): "Se verifica, por lo tanto, que una forma de origenismo que nada tenía en común con las doctrinas reencarnacionistas de Orígenes fue condenada, y condenada no por el Concilio, ni por el Papa, pero sí por algunos obispos subyugados por el Emperador, en una sesión extra-conciliar".

Este estudioso agrega: "La reencarnación no es una doctrina religiosa y sí una ley natural". Por lo tanto, aunque todos los teólogos, Concilios y Papas la hubiesen condenado – y nada de esto ocurrió – en nada alteraría su existencia y operación, de la misma forma que la desaprobación de los teólogos a la tesis de Galileo no impidió que nuestro planeta, indiferente a las pretensiones humanas, continuase, tranquilamente, en su órbita alrededor del astro-rey".

Por lo tanto la situación puede ser así resumida:

1) La reencarnación era reconocida por los judíos cultos, por los discípulos de Cristo, por Él mismo, de acuerdo con las citaciones evangélicas y de otra naturaleza, hechas anteriormente.

2) La reencarnación era – en base a estos hechos – un principio reconocido por el cristianismo primitivo, de acuerdo con la palabra de sus representantes más eminentes, como documentado en párrafos anteriores.

3) La doctrina de la reencarnación no fue condenada por cualquier autoridad eclesiástica que detentase poder para tanto.

4) Aconteció, sin embargo, que en el espurio II Concilio de Constantinopla, ocurrido recién en el año 553, convocado por el Emperador y no por el Papa, fue condenada una secta que decía seguir las enseñanzas de Orígenes. Pero las preocupaciones del Emperador eran más políticas que religiosas; lo que él procuraba era acabar con los disidentes. La Iglesia, atemorizada y presionada, acabó cediendo y para no parecer ligada a los condenados origineístas, tuvo también que rechazar la doctrina de la reencarnación (Aunque esto no fue refrendado por la autoridad máxima: el Papa).

           Fuera de estas intrigas políticas había también un motivo fuerte para que en la sesión extra-conciliar, los obispos decidieran no aceptar más la doctrina de la reencarnación como parte de las enseñanzas religiosas. Este motivo no se refería a la falsedad o verdad de aquella y sí al control de los fieles: era mucho más fácil ejercer éste, advirtiéndoles que existía un Juicio Final después de esta vida, de que dejarlos que ellos continuasen a pensar en una Justicia Divina, juzgando nuestras virtudes y defectos a lo largo del tiempo, como alumno que debe atravesar innúmeras pruebas, ejercicios y exámenes antes de poder recibir el diploma final.

5) Prácticamente todas las religiones antiguas importantes, las que tenían profundos conocimientos espirituales, reconocían la doctrina de la reencarnación (vedismo, brahmanismo, hinduismo, budismo, zoroastrismo, religión egipcia, griega, persa, etc.)

           Afortunadamente, hoy en día, la luz está surgiendo, y numerosos cristianos acogen la doctrina de la reencarnación como un medio de comprensión imprescindible de la genuina realidad tanto humana como divina. Estas personas aguardan que, como dice San Jerónimo, estas verdades – proclamadas y sustentadas por la Sabiduría Eterna – que hasta ahora han sido enseñadas "secretamente a un pequeño número de personas", sean proclamadas a todos.

           Esto no haría otra cosa más que confirmar el pasaje evangélico: "Porque nada hay de encubierto que no haya de descubrirse; ni oculto que haya de saberse. Por lo tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas. a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas" (Lucas 12, 2-3). Y los tiempos en que la Luz Divina expandirá una fracción mayor de su esplendor sobre la Humanidad están llegando.

           Las páginas anteriores, proporcionan informaciones – generalmente desconocidas – acerca de la relación entre la doctrina de la reencarnación y las enseñanzas cristianas originales. Esto fue hecho porque era necesario demostrar a gran número de personas que no hay – en verdad – contradicción entre ambos asuntos.

LA REENCARNACIÓN, LOS PROBLEMAS HUMANOS Y USTED

           Para resumir el concepto de reencarnación, nada mejor que las palabras de Annie Besant (3): "La reencarnación se desdoblará en tantas vidas como fueren juzgadas indispensables al más indolente de los alumnos. Poco a poco, el deseo de un objeto que produce sufrimiento, se va extinguiendo. Y cuando este objeto se vuelva a presentar con todo su brillo seductor, será rechazado pero no por compulsión y sí por libre elección: él ya no es más deseable, pues perdió su poder de seducción. Todos los apetitos y todas las ambiciones van, uno a uno, sufriendo la misma suerte; cada vez más, la libre elección se armoniza con la Ley. Las carreteras del error son muchas; el camino de la verdad es solo uno.

  Cuando todas las carreteras del error ya fueron recorridas, cuando se reconoce que todas conducen al sufrimiento, la determinación de caminar siguiendo los pasos de la verdad es inevitable, porque está basada en el reconocimiento. Los reinos inferiores funcionan armoniosamente, impelidos por la fuerza de la Ley".

Este fragmento presenta magníficamente la idea de evolución espiritual a través de las diferentes vidas o encarnaciones. Por un proceso denominado de filtración, sedimentación y purificación, el corazón humano va aprendiendo, durante aquellas, a distinguir entre el "Bien" y el "mal", entre lo cierto y lo errado, entre lo positivo y lo negativo, entre el amor y el desamor. Debido a la diversidad de las experiencias acumuladas por cada persona durante múltiples vidas, cada uno tendrá deseos, expectativas y tendencias diferentes. Por esto, unos deberán aprender ciertas lecciones, y otros tendrán que enfrentar experiencias distintas.

           Trasladando estos principios básicos al campo específico de la problemática humana, podemos comprender ahora porqué acontecen ciertos hechos a veces inexplicables en su apariencia externa. En efecto, algunas personas parecen tener una facilidad extraordinaria para ser bien sucedidas en un área específica, por ejemplo amor. Ahora da para percibir claramente que los responsables de esta situación no son el azar, la suerte o algún capricho divino.

  En efecto, sí una cierta persona llega con facilidad a la regia mansión del amor correspondido, al fragante jardín de la realización afectiva, al vibrante sentimiento de amar y ser amado, es porque aprendió las lecciones correspondientes, porque sabe que la Ley del Amor implica en dar antes de recibir, porque comprendió – aunque pueda no estar consciente de esto – que su misión, como la de todos los seres humanos, es ser un fulgurante foco de luz y esperanza para los que lo rodean.

           Inversamente, otras personas tienen inmensas dificultades para llegar a alcanzar apenas una moderada satisfacción. Ellas gustan de pensar que están "marcadas" por el destino, que están condenadas a la infelicidad; esta actitud retarda en su progreso, aunque proporcione una falsa coartada a la conciencia. Estas personas tienden a creer que un "destino" cruel los persigue, y de cierto modo tienen razón. Pero olvidan un detalle fundamental: este "destino" no es establecido por seres poderosos y arbitrarios que juegan a la tómbola con la Humanidad.

  En verdad, este "destino" es forjado, paso por paso, costura por costura, hilo por hilo, por nosotros mismos, a través de los sentimientos, pensamientos y actos que tenemos o ejecutamos, durante esta vida y todas las anteriores.

           Por lo tanto, de nada podemos quejarnos. Nada de ruin que nos acontece es realmente causado por los otros. Es claro que otras personas intervienen en el proceso, pero no son los responsables, son apenas medios. Para comprender mejor esto, veamos un ejemplo: imaginemos un condenado a muerte, con un verdugo pronto a cortar su cabeza con un certero hachazo. El verdugo ejecuta una orden; él es el medio para el cumplimiento de aquella. Suponiendo la existencia de justicia en este caso (en el mundo espiritual ella es una Realidad permanente), él único responsable seria el condenado al violar una cierta ley o disposición, ya que ni el juez ni el verdugo tendrían responsabilidad alguna: uno comprobó la violación, el otro aplicó la sanción correspondiente, o sea ellos fueron apenas medios en el proceso.

  De este modo, el único causador de la desgracia es el condenado; el juez y el verdugo son apenas vías o medios para que aquella desgracia se concretice en el mundo material.

           La misma cosa acontece en todos los problemas humanos, por ejemplo el campo afectivo. Muchas personas creen que la culpa de su sufrimiento es de los otros (por ejemplo, de la mujer, o del marido). En verdad, estos son medios que permiten ejecutar las acciones concretas que llevan al sufrimiento. En otras palabras, quien sufre afectivamente por "culpa" de otra persona, simplemente atrajo personas o situaciones específicas negativas, impregnadas de dolor, sufrimiento y tristeza que combinan con su estado interno, que corresponden a las lecciones que esa persona específica debe aprender. Lo importante, es que si ella se niega a aprender la lección, ésta quedará pendiente para las próximas vidas, y la actual cada vez será más y más dura, hasta que, haciéndose insoportable, acaba siendo finalmente asimilada.( Ver Bonilla, 4)

           Del mismo modo, muchas clases de la Universidad de la vida a la que nos hemos hecho la "rabona" en vidas anteriores, se presentan en ésta con tremenda fuerza, llevándonos a una desesperación muy profunda. ¿Comprende ahora porqué se insistió tanto en la necesidad de dar antes de recibir (Ley de Amra) (Ver Bonilla, 5) de irradiar amor, de transformarse en un mensajero de luz y amor?

           Tal vez algunos lectores puedan haber interpretado esto como un lirismo o un espiritualismo exagerado y desfasado del concreto y material mundo de hoy. Pero no es nada de eso; aquella enseñanza es "el camino". El camino proclamado desde hace milenios por los hombres más desarrollados espiritualmente, por los grandes iluminados y por el propio Maestro. No hay como escapar de esta Realidad.

           Sin embargo, muchos desean evadirse y reclaman pruebas científicas, análisis estadísticos y demostraciones materiales. En verdad, nada de esto dará respuesta, porque los niveles espirituales y divinos están muy por encima de la materialidad de la ciencia y no será el raciocinio y la experimentación que llegarán hasta los portales de aquellos niveles excelsos. Con todo, cada uno de nosotros tiene un recurso para llegar hasta allá: apenas aislarse del bullicio exterior y refugiarse en el centro de nuestro ser. En ese sagrado lugar, podremos oír la voz de nuestro Ser interior, y Él – que está en contacto permanente con las elevadísimas energías cósmicas a las que dirige, – nos dará las pistas necesarias y concretas para recorrer el camino, aquel camino indicado por los grandes maestros de la Humanidad.

           El hecho es que los conceptos aquí presentados – verdaderas enseñanzas – están basados en verdades cósmicas, no en opiniones humanas, por lo tanto sus cimientos son eternos, de modo que cada esfuerzo tendrá – necesariamente – un efecto favorable. En consecuencia, no desanime en su lucha; por el contrario, persevere hasta el final, hasta el instante maravilloso en que la Luz Divina brille en su corazón, conduciéndolo a la magnífica materialización de su ideal.

           De cualquier modo, si alguien, por pereza o comodismo, abandona los esfuerzos en pró de su elevación espiritual, debido a no obtener resultados tangibles en forma inmediata, está cometiendo un grave error, pues apenas está pasando para una vida futura todos los negativismos pendientes, con un agravante: ellos se presentarán en ella con todos los intereses y corrección inflacionaria acumulados, o sea serán cada vez mas difíciles de resolver.

  La actitud inteligente es hacer un esfuerzo extra en esta vida y saldar la cuenta. Es claro que ciertas personas pueden argumentar que no existen vidas futuras y que, por lo tanto, no sería interesante luchar denodadamente para pagar una cuenta que se cancelaría con la muerte. Quien así piensa tiene – sin duda – derechos a hacerlo, sólo que de este modo deja translucir un grado muy primitivo de evolución espiritual; en este caso, el rigor del sufrimiento será muy intenso, hasta que, abatido por su peso insoportable, su corazón se abra para la luz que emana del Altísimo. En ese momento, comprenderá.

LA LEY DE COMPENSACIÓN O CARMA

           Una Ley Cósmica fundamental es la Ley de Causa y Efecto, según la cual todo lo que sembramos en forma de sentimientos, pensamientos y actitudes, sean buenos o sean ruines, constituye causas que serán cosechadas después en forma de efectos. Solo que en aquellos casos estaba implícito el hecho de que este "después", o sea el tiempo futuro sería en esta vida, única supuestamente existente.

           Sin embargo, la Ley de Compensación o Ley del Carma amplía este contexto, extendiéndolo tanto a las vidas pasadas como a las futuras. Esto permite explicar acontecimientos que la Ley de Causa y Efecto aplicada a una única vida no podría justificar adecuadamente.

           Por ejemplo: ¿por qué algunas personas nacen con grandes desventajas desde el nacimiento: pobreza absoluta, deficiencias físicas variadas, enfermedades de diversos tipos, hogares desajustados hasta los casos más graves de incapacidad mental? ¿Por qué otras nacen con grandes ventajas: cuna de oro, comodidades, educación, buena orientación familiar, salud, inteligencia y hasta genialidad? ¿Será el azar, la casualidad, el capricho de seres superiores, la suerte, que operan y deciden en este proceso?

  ¿O será algo mucho más lógico, más natural, más justo: la operación de ciertos principios o leyes cósmicas a través de una multiplicidad de encarnaciones, tales que permitan al hombre mejorar cada vez más su modo de pensar, sentir y actuar, evolucionando en dirección a la perfección, ya alcanzada por algunos seres humanos que ahora se desempeñan como jerarquías cósmicas y a cuya cabeza está el Maestro?

           La Ley de Compensación o Carma sirve para explicar las injusticias aparentes que sirvieron de argumentación a algunas personas para rechazar la existencia del propio Dios. En efecto, mirando a nuestro alrededor es posible encontrar personas ruines, malignas y perversas que parecen estar progresando, mientras que otras, luchadoras, con buenos sentimientos, perseverantes, parecen estar retrocediendo o a lo máximo estar empantanadas en un lodazal.

  Realmente es posible encontrar estos casos en la vida humana, concreta, real. Entonces ¿acaso ellos no son lo suficientemente convincentes como para negar de forma definitiva la existencia de la Justicia Divina y, por lo tanto, del propio Creador? ¿Estos casos no estarían demostrando toda la inutilidad de creer en la fuerza del amor, en la gracia de la luz, en el vigor de la armonía, en la belleza de la paz?

           Si la inexistencia de la Justicia Divina pudiese ser reconocida, confirmada y proclamada, pasaríamos a vivir en el reino de la selva, donde todo es permitido, todo es igual, siendo procuradas apenas cosas que den una satisfacción momentánea, un placer fugaz, un consumismo inmediatista, tanto del punto de vista material como del emocional.

           Pero afortunadamente, la Justicia Divina existe y puede ser comprobada a través de la extrapolación de la ley de Causa y Efecto, haciéndola englobar varias vidas y tomar el nombre de Ley de Compensación o Ley Cármica. Mientras tanto, el ser humano poco evolucionado pretende comprobar las leyes cósmicas en plazos reducidos, desconociendo que el crisol de la Vida tiene muchísimos millones de años.

           La cuestión, entonces, no es imaginar que según lo que se haya hecho hoy, serán los acontecimientos de mañana. Los tejidos vitales envuelven procesos lentos, pero seguros. Un rosal bien cuidado, bien protegido, bien regado, bien nutrido, necesariamente producirá bellísimas rosas, pero no mañana o pasado mañana y sí en el momento cierto, según los relojes cósmicos. En la vida humana acontece exactamente la misma cosa: cada pensamiento, cada sentimiento y cada acto constructivo, positivo tendrán su compensación en el momento correspondiente. Este es el significado de la Ley de Compensación.

           El Principio de Lavoisier, correspondiente a la conservación de la materia dice: "Nada se pierde, nada se gana, todo se transforma". Aplicándolo en términos más amplios y relacionándolo con la Ley de Compensación, podemos decir que cualquier cosa buena que sea hecha (o aún pensada o sentida) no se pierde; ella queda como en estado de espera hasta que pueda ser aprovechada de forma adecuada; lo mismo acontece con las cosas ruines.

           Volviendo al problema original, relativo a la existencia o no de la Justicia Divina, podemos ahora llegar a una conclusión. Analicemos un caso específico, por ejemplo, un individuo dedica su vida a estafar a los demás, material y emocionalmente. Esto puede producirle muchos lucros, satisfacciones materiales, hasta tener una esposa de cuerpo espectacular, lo que lo hará ser envidiado por otros que piensan, sienten y actúan igual que él.

Esta persona puede considerarse el rey de los expertos, el emperador de los "vivos" y el faraón de los estafadores. Hasta puede pensar que él es tan sabihondo que consiguió engañar al propio Dios. Muchos lo envidiarán por su habilidad, su cuenta bancaria, su bellísima mujer, su media docena de autos cero kilómetro en el garaje, su regia mansión, su yate y sus regalías. El es un verdadero "pirata" y esto – sin duda – puede hacer sentir a muchos que no es realista en pleno siglo XXI ser honrado, trabajador, generoso y lleno de amor. Esto "ya era", pertenecía al tiempo de los "cuadrados", de los "tapados"; lamentablemente muchos jóvenes son inducidos a pensar de este modo.

           ¿Pero en la realidad, que fue lo que aconteció? En verdad se trata de la misma cosa que ocurre con un alumno que copia de los otros, se hace la "rabona", es indisciplinado y no tiene interés en estudiar. Es probable que junto con todos estos aspectos negativos, él consiga desarrollar una gran facilidad para ganar en el juego de figuritas y al final de cada día llegue en casa con un montón de ellas. Al final del año tendrá millares y millares de figuritas, pero también tendrá la nota mínima en todas las materias, debiendo repetir el año o aún ser expulsado del liceo.

  O sea, él desarrolló habilidades que no servían para progresar en la escalera de la Vida; muchos colegas lo habrán envidiado por su gran capacidad de ganar figuritas; triste, inútil y negativa habilidad, que en verdad sólo lo habrá ayudado a atrasarse cada vez más y más en sus estudios.

           Vean bien lo que va a acontecer en el próximo año. Aquel alumno va a tener que repetirlo, pero con grandes desventajas: ya perdió un año, es más viejo que sus colegas y está más atrasado que ellos, porque durante el año anterior no sólo no aprendió nada nuevo, sino que también desaprendió mucha cosa de años anteriores por falta de ejercicio mental. Aquí es fácil percibir que hubo una compensación, y quien era el rey de las figuritas en el año anterior es hoy un alumno atrasado, luchando bravamente para no perder otro año.

           Aquel estafador creía que él era lo máximo; pero él es el mayor en un mundo falso; su "balance cósmico" – que es lo que realmente vale – es fuertemente negativo. Por lo tanto, él deberá compensar, necesariamente. Como los seres humanos no pueden ver esta ley operando, por lo menos con sus ojos físicos, en general no dan mucha atención a estos acontecimientos; pero independiente del conocimiento y del interés de la mayoría de los hombres, ellos ocurren, simplemente porque están sujetos a una ley cósmica: la Ley de la Compensación. Del mismo modo, sólo en el siglo pasado es que el hombre descubrió la energía atómica; sin embargo, ella existe desde la eternidad del Universo.

           Tal vez el estafador y explotador del ejemplo muera rico, lleno de oro, con pilas de dólares y letras de cambio. Pero infelizmente para él, no podrá llevar estos triunfos para el mas allá; ellos quedarán en el mundo terreno y probablemente serán despilfarrados por su mujer y/o sus hijos. Así su personalidad-alma llegará desnuda a las altas esferas, trayendo en su piel las marcas que la vida le grabó, y casi todas estas son negativas.

           ¿Cuál es el desenlace? Por la Ley del Carma, el "balance cósmico" o "cuenta vital" deberá ser examinado. Como en este caso hay un saldo negativo muy grande, no habrá la menor duda en que cuando esa personalidad se reencarne nuevamente, deberá tener una cuenta pesada para pagar. Es fundamental comprender que esta ley no tiene como objetivo venganza, castigo o punición y sí ajuste de condiciones.

           De esta forma, el estafador en una nueva encarnación nacerá en un contexto tal que le permita aprender la lección que desaprovechó en la vida anterior. Por ejemplo, ahora él podrá ser un hombre bueno, honrado e idealista, pero "sin suerte". Así, él confía en las personas y es engañado; él ayuda y no es reconocido; él ama y es despreciado. Todo aquello que él hizo a los otros, está ahora experimentando en su carne.

  También en este caso, personas de mente estrecha, que juzgan rápido y mal, podrán encontrar un nuevo caso, en el cual la injusticia es patente. "Este pobre hombre ¿no tenta realizar solo cosas buenas? ¿Por qué, entonces, fracasa?" De modo que alguien tal vez piense: "Si él fuese un tramposo, triunfaría"; pero esta persona no sabe que aquel "pobre hombre" ya fue el mayor estafador y explotador de su época, en una vida pasada.

           ¿Percibe ahora como es realmente arriesgado sacar conclusiones a partir de datos muy incompletos y muy fraccionarios, como todos aquellos que tienen que ver con apenas algunos años de la vida presente de una persona? Más sensato es tentar interpretar estos delicados problemas a la luz del seguro conocimiento de la "Sabiduría Eterna", recogida a través de milenios de armonización con las energías cósmicas superiores por los seres humanos más desarrollados espiritualmente.

           Concluyendo: las desigualdades entre los hombres tienen un origen justo, cármico, siendo que pueden ser ajustadas por medio de un esfuerzo humano direccionado correctamente. Sólo en este sentido es que se puede hablar de destino del hombre, un destino creado por él y en constante reformulación.

           La anterior es una idea básica, fundamental. Es necesario profundizarla un poco.

           Sí en la actual vida terrena alguien engaña, explota o hace sufrir (intencionadamente) a otra persona, adquiere una deuda cármica, dejando su saldo cósmico en "rojo". Tal vez este saldo se continúe acumulando durante toda aquella vida hasta alcanzar proporciones gigantescas, como la propia deuda externa nacional.

           Este tipo de situaciones acontece, porque el ser humano dispone de libre albedrío: puede amar, puede odiar, puede restaurar y puede herir, puede armonizar y puede desajustar, puede iluminar y puede oscurecer. El hombre elige su opción. Fue creado libre para que la pudiera ejercer, pero también es responsable por su elección. Si él escogió trabajar siguiendo la orientación del Bien, de la Luz Cósmica, del Amor, estará usando correctamente su libre albedrío; en caso contrario, estará despilfarrando sus magníficas posibilidades. Deberá, pues, aprender las lecciones específicas en el momento oportuno.

           Como ya fue explicado anteriormente, quien actúa erradamente en términos afectivos, por ejemplo, crea una deuda cármica que, a veces, solo aumenta, durante una determinada vida. Pero nada escapa de la balanza cósmica y aquello que se acumuló en aquel período deberá ser compensado – por lo menos en parte – en la próxima oportunidad, o sea, durante la encarnación siguiente.

           Del mismo modo, las circunstancias, oportunidades, tendencias y acontecimientos que ocurren en la vida actual de una persona dependen de los pensamientos, sentimientos y actitudes desarrolladas en encarnaciones anteriores. Esto explica la existencia de tipos tan extremadamente diferentes de personas: unas llegan fácilmente a la realización afectiva, por ejemplo, mientras que otras luchan desesperadamente por ella y la obtienen con gran dificultad y muchos altibajos, o no la consiguen nunca.

           Se acostumbra decir que los primeros son "suertudos", favorecidos por el toque de la varita mágica del amor, del suceso, de la prosperidad… Ya las segundas serían las personas infelices, repletas de "mala suerte" y perseguidas por las injusticias.

           Apenas en este momento es que queda claro el origen de la felicidad y de la infelicidad. Ellas dependen – es claro – de nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes, pero no sólo los de esta vida y sí también los de las anteriores.

           El objetivo de la ley cármica no es punir; apenas lo que se pretende es enseñar una lección. Muchas veces la lección implica en sufrimiento, pero esto no es siempre así. Aún en este caso, como se verá inmediatamente, el ser humano puede hacer compensación dirigida, atenuando así, el rigor de la deuda cármica.

           También no debemos olvidar que la compensación cármica no está siempre relacionada solamente con un saldo negativo; también existen saldos o balances cósmicos positivos. En estos casos, todo lo que de positivo se haya sembrado en vidas anteriores, florecerá en la actual, y todo lo que se siembre en la actual se recogerá aún en esta y también en las futuras, posibilitando vivir una vida más plena, más rica, más fecunda y más bendecida por la sagrada llama del Amor.

           ¿Percibe ahora que existe un Plan Divino, una Orientación Cósmica, un Camino Sagrado? ¿Percibe ahora que la "Religión Cósmica", en la cual están incluidos como una corona de joyas, las enseñanzas del Maestro Jesús, el Cristo, es la vía que permite llegar hasta los umbrales de aquella senda excelsa? ¿Percibe ahora porqué hemos insistido tanto durante todo el texto para que usted se transforme en un ángel de luz, en un dínamo generador de armonía, en un foco deslumbrante de amor?

  ¿Percibe ahora porqué tentamos ayudarlo a ligar su corazón con la Fuente de Luz, con el Océano Cósmico, con Dios Todo-Poderoso, cuya Realidad Absoluta sobrevuela bien por arriba de las visiones fragmentarias expuestas por religiones en constante conflicto? ¿Percibe ahora que durante todo el tiempo hemos tentado estimularlo para que desarrolle lo mejor que tiene dentro de sí? ¿Percibe ahora que la fulgurante vivencia de "plenitud, armonía y auto-realización" no depende del azar ni de fuerzas ciegas o caprichosas y sí del uso correcto del libre albedrío, a lo largo de numerosas encarnaciones?

SI USTED PERCIBE QUE SU BALANCE CÓSMICO ES NEGATIVO ¿QUÉ PUEDE HACER?

           Solamente personas con gran desarrollo espiritual podrán descubrir los orígenes concretos de sus deudas cármicas actuales. Para la inmensa mayoría de los seres humanos – sin embargo – este recurso no está a su alcance.

           Afortunadamente, no es necesario tener el recuerdo completo de un acontecimiento, ocurrido muy probablemente en otra vida, para poder pagar la deuda cármica correspondiente, o por lo menos una parte considerable de la misma.

           En efecto, si una persona vive una situación tal en su vida que se revela claramente como una compensación cármica, lo que implica en una experiencia vivencial difícil, probablemente acompañada de sufrimiento más o menos acentuado, la misma podrá ser suavizada a través de ciertos procedimientos que serán comentados de aquí a poco.

           Coloquemos como ejemplo un caso concreto: tal vez usted, a pesar de haber desarrollado grandes esfuerzos, tenido mucha dedicación y desear hasta con desesperación su realización plena, no ha percibido avances significativos en su búsqueda procurando alcanzar aquel magnífico objetivo. Esto puede tener una única explicación: su carma tenía un saldo negativo muy alto y aún no le fue posible reducir la deuda en forma suficiente como para permitir que la aurora de su ideal manifestado emerja con radiante belleza en el mundo terreno.

           ¿Cómo acelerar el proceso? O, en otras palabras ¿cómo compensar? En verdad, distribuidas a todo lo largo de este texto, fueron depositadas las sagradas semillas de la compensación cármica. Compensar es sustituir lo ruin por lo bueno, lo triste por lo alegre, lo odioso por lo amoroso, lo feo y lo oscuro por lo bello y radiante, lo agresivo por lo pacífico, lo conflictivo por lo armonioso. Compensar es irradiar amor y pensamientos positivos. Compensar es transformarse en un deslumbrante foco de luz y esperanza para los otros. Compensar es transformarse en un canal de las excelsas energías cósmicas. Compensar es desarrollar la capacidad de amar y de crecer espiritualmente.

           Por lo tanto, usted fue estimulado a la compensación desde hace muchas páginas, a través de un trabajo altruista, bienhechor y amoroso, que le ha sido sugerido constantemente. Sin embargo, aquí avanzaremos un poco más, presentándole nuevas y magníficas posibilidades.

           En efecto, las enseñanzas anteriores, si bien válidas y extremadamente útiles, no consideraban los objetivos y los ideales humanos desde el ángulo de la compensación cármica. El primer paso es comprender, aceptar y reconocer que los problemas humanos que vivimos, y que amenazan transformarse en insolubles, se originan en un error nuestro, en esta vida o en las otras. Sí usted se atreve a continuar creyendo que la culpa es de los otros, de su mala suerte, de su horóscopo y cosas de ese tipo, la derrota definitiva será más que cierta. Pero si reconoce que la causa, aunque usted no consiga determinarla exactamente, debe estar dentro de sí, habrá dado un primer e importante paso.

           Pero si usted hace ese reconocimiento y no adopta ninguna providencia, las dificultades, el dolor y el sufrimiento continuarán. Para operar correctamente en esta situación es necesario un segundo paso: procurar, inmediatamente, compensar las deudas cármicas, a través de acciones concretas y tangibles, como las indicadas en los ejercicios siguientes.

           Los principios religiosos de la salvación por la gracia y de redención por la expiación, tienen como base real el funcionamiento de la Ley de Compensación. La salvación por la gracia significa que por detrás del reconocimiento de la justicia de la deuda, viene la alegría del descubrimiento de la lección a ser aprendida; la redención por la expiación significa que la deuda se cancela compensándose con cosas positivas a ser colocadas en la corriente de la Vida.

CAPÍTULO 6:

La mal comprendida ley del sacrificio

PUNTO FINAL SOBRE LA REENCARNACIÓN: ¿QUIÉNES REALMENTE CREEN EN ESTA DOCTRINA?

       No vamos a detenernos aquí y ahora en las religiones que
reconocen la doctrina de la reencarnación; eso ya fue comentado anteriormente.
En este momento nos dedicaremos a mencionar grandes nombres de pensadores, filósofos,
científicos y escritores que concordaban con aquella. Esta lista es necesariamente
fragmentaria y fue extraída de un trabajo de Lacerda (9). Después
de expuesta, serán presentadas algunas ideas seleccionadas. 

(?Antes de Cristo: Sócrates, Platón, Cicerón, Ennius, Pitágoras, etc.

(?Primer milenio después de Cristo: San Gregorio, San Agustín, Sinesio, Plotino, Proclo, etc.

(?Siglo XVI: Paracelso, Giordano Bruno, etc.

(?Siglo XVII: Francis Bacon, Henry Moore, Thomas Vaughan, Baruch Spinoza, Leibnitz, etc.

???Siglo XVIII: Voltaire, Franklin, Federico II el Grande, Kant, Lessing, William Jones, Goethe, Schiller, etc.

(?Siglo XIX: Schlegel, Fabre d"Olivet, Schopenhauer, Balzac, George Sand, Emerson, Walt Whitman, Flaubert, Renan, Tolstoi, Helena Blavatsky, Camilo Flammarion, Nietzsche, Edison.

(?Siglo XX: Gustav Mahler, Rudolf Steiner, Thomas Huxley, William James, Einstein, Lloyd George, Henry Ford, Romain Rolland, George Russell, Gandhi, Teitaro Suzuki, Albert Schweitzer, Carl Jung, Rainer Maria Rilke, Hermann Hess, Khalil Gibrán, Julian Huxley, Sir Radhakrisna, Eugene O"Neil, Masaharo Taniguchi, Joseph Rhine, Aldous Huxley, Salvador Dali, Gina Germinara y hasta Peter Ustinov y Jane Fonda.

  Naturalmente esta lista es una pequeña fracción de personas que se distinguieron en sus respectivas áreas y reconocen la doctrina de la reencarnación. En verdad, todo adepto avanzado de misticismo pertenece a este grupo, por lo que se deben agregar aquí a figuras magníficas como Aquenaton, Moisés, Anaximandro, Heráclito, Leonardo da Vinci, Descartes, Harvey, Dalton, Newton, Faraday, Debussy y muchísimos más. Veamos ahora, algunos fragmentos seleccionados:

(?"No es cosa fácil para todos recordar sus existencias pasadas a través de su existencia presente. Haciendo uso correcto de las cosas que recuerda en relación a una vida anterior, perfeccionándose constantemente en los misterios, un hombre se vuelve verdaderamente perfecto, un iniciado en la sabiduría divina". (Platón en Fedro).

(?"Cada acto realizado trae su recompensa o castigo en otra vida"… "Yo dije y repito, que las almas son inmortales. Si hablase como católico diría que ellas no pasan de cuerpo para cuerpo y sí van al Paraíso, al Purgatorio o al Infierno. Pero raciociné profundamente y, hablando como filósofo, desde que el alma no es encontrada sin el cuerpo y con todo no es el cuerpo, ella puede estar en un cuerpo o en otro y pasar de cuerpo para cuerpo" (Esta es una parte de las últimas palabras de Giordano Bruno antes de ser quemado vivo).

(?"El alma tiene varias formas de partir de su casa, pero la mejor es la destituida de enfermedad. Ese es el camino místico, una salida apenas para retornar. Los magos me dicen que el alma sale de una forma y entra en otra" (Thomas Vaughan).

(?"A pesar de que no recordamos nuestra existencia anterior en otro cuerpo, percibimos que nuestra mente es eterna, hasta el punto en que ella envuelve la esencia del cuerpo bajo la categoría de eternidad y que por eso, su existencia no puede ser definida por el tiempo ni interpretada por la duración" (Spinoza en "De la Ética").

(?"Todos los cuerpos están en flujo perpetuo, como los ríos… Así, el alma apenas muda de cuerpo, punto por punto" (Liebnitz en "Monadología")

(?"Cuando veo que nada es aniquilado en los trabajos de Dios y ni siquiera una gota de agua es desperdiciada, no puedo suponer que haya el aniquilamiento de las almas o creer que Él quiera soportar el despilfarro de millones de mentes ya hechas, que ahora existen y darse el trabajo de hacer otras nuevas. Así, viendo que existo en el mundo, creo, que bajo una forma u otra, siempre existiré. Y con todos los inconvenientes que una vida humana tiende a ofrecer, no haré objeciones a una nueva edición de la mía, esperando, con todo, que las erratas de la última edición sean corregidas. (Benjamín Franklin).

(?"¿No conocéis hombres, grandes y raros, que no podrían llegar a lo que son en una única existencia humana? Ellos deben haber existido antes, muchas veces para que puedan haber alcanzado esa pureza de sentimientos, ese impulso instintivo para cuanto es verdadero, bello y bueno. ¿Ya tuvisteis recordaciones de un estado anterior que no encontráis donde colocar en esta vida? ¿No visteis personas, o estuvisteis en lugares, de los cuales estáis pronto a jurar que, en lo relativo a personas ya las visteis antes y en cuanto a lugares, que allí habéis estado? (Von Herder en "Diálogo sobre la Metempsicosis").

(?"No soy hindú, pero acepto la doctrina de ellos en relación al estado futuro (la reencarnación) como siendo incomparablemente más racional, más piadosa y más eficaz para detener a los hombres en relación a sus vicios, de que las horribles opiniones inculcadas por los cristianos sobre castigos eternos" (Carta de Sir William Jones a Spencer).

(?"Como es bueno que los hombres mueran, aunque más no sea para que pueden apagar sus impresiones, retornando limpios"… "Estoy cierto que estuve aquí, como estoy ahora, mil veces antes y espero retornar mil veces". (Goethe)

(?"El hombre, tal como se muestra ahora es demasiado imperfecto, demasiado material, para poder reclamar cualquier especie más alta de inmortalidad. Tendrá que entrar en otras formas terrenas, mucho más refinadas y transfiguradas y así desarrollarse, antes de que pueda compartir, directamente de la gloria eterna del divino mundo de la luz"… "La idea de reencarnación no permite que el alma pase para libertad completa antes de haberse encarnado en varios cuerpos". (Schlegel).

(?"Cuando morimos, lanzamos fuera nuestra individualidad, como ropa usada y nos regocijamos porque estamos para recibir otra, nueva y mejor"… "Si un asiático me pidiese una definición de Europa, me vería obligado a responder: Europa es aquella parte del mundo perseguida por la ilusión de que el hombre fue creado de la nada y que su presente nacimiento es su primer entrada en la vida" (Schopenhauer en "Parerga und Paralipomena").

(?¿Quién sabe cuántas formas de carne el heredero del cielo ocupa antes de que pueda obtener la comprensión del valor de aquel silencio y soledad, cuyas planicies estrelladas son apenas el vestíbulo de los mundos espirituales?… "Puede ser necesaria apenas una vida para que se ganen las virtudes que anulan los errores de una vida precedente. Las virtudes que adquirimos, y que se desenvuelven en nosotros lentamente, son eslabones invisibles que ligan cada una de nuestras existencias a las otras existencias, apenas de las cuales el espíritu tiene recuerdos, porque la materia no guarda memoria de las cosas espirituales" (Balzac en "Seraphita").

(?"Cada vez que morimos ganamos más vida. Toda Creación es una ascensión perpetua, del bruto para el hombre, del hombre para Dios. Nos desvestimos cada vez más de materia; nos envolvemos cada vez más en espíritu; esa es la Ley"… "Cuando yo baje a la sepultura, podré decir, como tantos: "Mi día de trabajo acabó", pero no puedo decir: "Mi vida acabó". Mi día de trabajo se iniciará de nuevo en la mañana siguiente. El túmulo no es un callejón sin salida, es un pasaje. Se cierra al crepúsculo y la aurora viene a abrirlo meramente". (Víctor Hugo en "Autobiografía").

(?"Un instinto divino que siempre crece en luz y fuerza nos ayuda a comprender que nada en el mundo muere completamente y que sólo desaparecemos para las cosas terrenas, para reaparecer en condiciones más favorables a nuestro eterno crecimiento en el Bien". (George Sand).

(?"El secreto del mundo está en el hecho de que las cosas subsisten y no mueren, apenas retirándose un poco de la visión, para después retornar. ¿Dónde nos encontramos? En una serie, de la cual no conocemos los puntos extremos"… "Jesús no está muerto, está bien vivo. Ni Juan, ni Pablo, ni Mahoma, ni Aristóteles. A veces hasta creemos que los vimos a todos y podríamos decir, fácilmente, bajo que nombre ellos continúan (a vivir)" (Emerson en "Experiencia").

(?"En círculos y círculos vamos todos nosotros y jamás retrocedemos, creo que volveré a la Tierra de aquí a cinco mil años… no hay duda de que antes morí diez mil veces" (Walt Whitman en fragmentos de su conocido poema: "Canto de Mí Mismo").

(?"Tengo recuerdos que retroceden hasta el tiempo de los faraones. Me veo, en diferentes épocas de la Historia, ejerciendo profesiones diferentes y en muchas condiciones de fortuna. Mi personalidad presente es el resultado de mis personalidades perdidas. Muchas cosas serían explicadas si pudiésemos conocer nuestra genealogía verdadera (Flaubert en carta a George Sand).

(?"Los sueños de nuestra vida presente son el ambiente en el cual trabajamos las impresiones, los pensamientos, los sentimientos de una vida anterior"… "Nuestra vida presente es apenas una de los muchos millares de vidas por las cuales pasamos, venidos de otra vida, más real, para la cual retornamos después de la muerte. Gustaría que me entendiesen. No estoy inventando esto. Creo en esto, veo esto, sin duda alguna". (Tolstoi).

(?"Todos retornamos. Es esta certidumbre lo que da significación a la vida y no hace la mínima diferencia que recordemos o no una encarnación anterior. Lo que cuenta no es el individuo y su comodidad, y sí la gran aspiración para lo puro y perfecto, que se sigue con cada encarnación" (Gustav Mahler).

(?"Toda la configuración futura del planeta, bien como la vida social del hombre en el futuro, depende de cómo los hombres vivieron en sus encarnaciones anteriores. Un hombre que asimiló estas ideas sabe: ¡de acuerdo con lo que yo fui en la vida tendré un efecto sobre todo cuanto acontezca en el futuro, sobre toda la civilización del futuro! El sentimiento de responsabilidad será intensificado hasta un punto que anteriormente sería imposible" (Rudolf Steiner).

(?"Los magos de la Verdad Eterna"… Sócrates… Platón… Fidias… Praxíteles… Juan, Pablo y Agustín… Galileo, Kepler, Newton, Descartes, Pascal, Miguel Ángel, Rafael… Dante, Milton, Racine, Mozart, Beethoven… ¿todos habréis mudado de naturaleza? No seréis ya, los hombres que conocemos y admiramos? ¿Dormiréis ahora como verdaderas momias, eternamente reclinadas en vuestro túmulo? No, la inmortalidad sin actividad sería una sombra. La Vida eterna vosotros las conquistasteis, almas ilustres, no por los trabajos de una sola existencia y sí por el de muchas vidas continuándose unas a las otras. (Flammarion en "los Habitantes de Otros Mundos").

(?"Tal como comprendo la doctrina budista del Carma, concuerdo con ella" (William James)

(?"Mi doctrina es: vive de forma tal que puedas desear vivir de nuevo – ese es tu deber – porque, de cualquier manera, ¡vivirás de nuevo!… "En cada uno de los ciclos de la vida humana habrá una hora en que por la primera vez, un hombre, después muchos hombres, percibirán el poderoso pensamiento del eterno retorno de todas las cosas. A partir del momento en que este pensamiento pasa a prevalecer, todos los colores se modificarán en sus tonalidades y una nueva historia se habrá iniciado". (Nietszche en "Así Habló Zaratustra").

(?"Volvamos a la reencarnación, porque nunca hubo un credo más bello, más justo, más puro, más provechoso y consolador. Solo él con su doctrina de expiaciones y purificaciones sucesivas, explica todas las desigualdades físicas e intelectuales, todas las iniquidades sociales, todas las hediondas injusticias de la suerte" (Maeterlinck en "Nuestra Eternidad").

(?"Cuando era niño, el pensamiento del Cielo acostumbraba a asustarme mucho más que el pensamiento del Infierno. Yo imaginaba el Cielo como un lugar en que habría domingos perpetuos, con cultos religiosos perpetuos, de los cuales no habría escapatoria, ya que el Todo-Poderoso, asistido por cortes de ángeles estaría siempre atento a los que no compareciesen. Era una pesadilla horrible… Por esto me hice ateo… Mi opinión es de que seremos reencarnados y que, en el futuro tendremos sufrimientos o beneficios, de acuerdo con lo que hagamos en este mundo. Por ejemplo, el empresario que haga sudar a sus trabajadores será condenado a sudar también". (David Lloyd George).

(?"Adopté la teoría de la reencarnación cuando tenía 26 años… Fue como si hubiese encontrado en Plan Universal. Comprendí que había una oportunidad para colocar en juego mis ideas. El tiempo ya no era limitado. Genio es experiencia. Algunas personas piensan que se trata de un don o de un talento, pero él es fruto de larga experiencia en muchas vidas". (Henry Ford).

(?"Si para dominar las ciencias físicas usted debe dedicarles toda una existencia ¿cuántas existencias pueden ser necesarias para obtener el dominio de la mayor fuerza espiritual que la Humanidad jamás conoció? (Gandhi).

(?"Sería menos difícil soportar los males de nuestra propia vida, si pudiésemos pensar que ellos no pasaban del resultado necesario de errores de existencia anterior, y el esfuerzo para ser mejor sería menos arduo, también, cuando hubiese la esperanza de que en otra existencia la recompensa sería la felicidad mejor". (William S. Maugham en "El Filo de la Navaja").

(?"La idea de reencarnación contiene una explicación más confortable de la realidad, a través de la cual el pensamiento hindú supera dificultades que confunden a los pensadores de Europa" (Albert Schweitzer).

(?"Como norma, la reencarnación significa renacimiento en un cuerpo humano. El renacimiento es una afirmación que debe ser contada entre las afirmaciones primordiales de la Humanidad. Estas afirmaciones son basadas en aquello que llamamos de arquetipos y deben existir acontecimientos psíquicos subyacentes en esas afirmaciones"… "Mi vida, tal como la viví, muchas veces me pareció una historia sin principio ni fin. Tenía la impresión de ser un fragmento histórico, al cual el texto anterior y el posterior le estaban faltando. Podía imaginar perfectamente que había vivido en siglos anteriores" (Carl Gustav Jung en "Memoria, Sueños y Reflexiones").

(?"¿Cuando, en cual de nuestras vidas, nos tornaremos – finalmente – abiertos y receptivos?" (Rainer Maria Rilke en "Sonetos a Orfeo").

(?"Todos los españoles son místicos. En cuanto a mí, no soy apenas un místico, soy la reencarnación del mayor de los místicos españoles, San Juan de la Cruz. Puedo recordar vívidamente mi vida como San Juan, la experiencia de la unión divina de pasar por la noche oscura del alma, sobre la cual él escribió con tanto sentimiento. Puedo recordar el monasterio y puede recordar muchos de los monjes que fueron compañeros de San Juan (Salvador Dalí).

           Es interesante subrayar que todos autores mencionados son occidentales, criados bajo el ámbito de la religión cristiana y no ciudadanos oriundos de la China, Egipto o Persia.

LA LEY DEL SACRIFICIO

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